4/5/25

206. Gracias, desde el alma

 


Gracias por ese amor de madre que no conoce horarios, que no se cansa, que se adelanta al dolor, que cuida sin pedir nada a cambio, que inspira con el ejemplo, que protege como escudo invisible, que ayuda sin medida, que observa con ternura y que guía con firmeza y dulzura. 

Gracias por cada gesto pequeño que encierra un universo de amor; por cada noche de desvelo, cada palabra de ánimo, cada abrazo silencioso que sostuvo el alma cuando más lo necesitábamos.

Hoy, como hijo, te doy las gracias por ser el faro que ha alumbrado mi vida. Pero también, como marido, quiero agradecerte por ser la madre maravillosa que acompaña, día tras día, el crecimiento de nuestro hijo. Él quizás aún no sepa expresar con palabras todo lo que tú representas, pero su sonrisa, su paz, su confianza en la vida… son el reflejo de tu amor constante.

Gracias por hacer del hogar un refugio y una escuela de vida. Por mostrar que se puede ser fuerte sin perder la ternura, que se puede cuidar sin anular, y que el amor, cuando es verdadero, no se desgasta: se transforma, se multiplica, se renueva.

Y también quiero dar las gracias a mi madre, porque de su vientre vine, y con su esfuerzo y su entrega hizo posible que yo hoy sea quien soy. Ella me abrió camino, me dio lo que tuvo, y desde su humanidad me marcó un rumbo que hoy agradezco con humildad.

A ambas mujeres, madres en cuerpo y en espíritu, mi gratitud eterna. Porque en sus manos se ha tejido el destino de mi vida y el de mi hijo. Porque gracias a ustedes hay luz, hay raíces, y hay amor.

Gracias por todo lo que habeis hecho y haceis… y por todo lo que sois y seréis.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario